TRAGAMONEDAS: UNA ADICCIÓN SIN PAR ENTRE LOS JUGADORES
Un grito que, a veces, pese a la aridez que deja a su paso el juego compulsivo, no todos escuchan tampoco prestan real atención. Acceder al mundo de los adictos al juego es entrar a un globo de historias que siempre, o casi siempre, terminan mal.
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Mujeres que no pueden dejar de ir cada noche a la sala de bingo y colocar y apostar como si en aquellos se les fuera la vida. Hay cientos, miles de personas que a diario sufren los ardores de ese achicharradero llamado ludopatía. Los jugadores suelen apostar hasta quedar sin carencia y, préstamos mediante, vuelven a jugar para recuperar lo libertino, en una espiral que denial parece tener comienzo ni ni final. Para lograr resultados positivos, se asegura, lo aconsejable es que intervenga un psiquiatra, que es el profesional adecuado para detectar la patología de abecé y tratarla. Hombres que lo perdieron todo. Entrar al globo de los adictos al juego es entrar a un globo de historias que siempre, o casi siempre, terminan mal. Y aunque suene paradójico, juegan para perder: Un grito que, a veces, pese a la aridez que deja a su paso el juego compulsivo, no todos escuchan ni prestan real atención. Juegan para jugar.
El ruego desesperado de un jugador reabre el debate sobre la ludopatía
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Tragamonedas: una adicción sin par entre los jugadores - LA NACION
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